Dicen que todas las mujeres quieren ser rubias pero, últimamente, parece que las cosas están cambiando. El castaño es una tendencia atemporal que se presenta en varias versiones: con mechas, más claros, más oscuros, glaseados... Carlos Fernández, coach formador de Franck Provost, desvela los secretos para que este cambio se haga de la manera perfecta.
El primer paso es escoger el tipo de castaño que vaya a ser más favorecedor. “El tono de la piel y los ojos es una buena pista para ayudar a elegir cuál es el color de cabello que más favorece. Si tienes los ojos verdes, los castaños claros son una buena opción. El color de tus ojos parecerá mucho más intenso. Si tienes la piel de de un tono más oscuro, los castaños con reflejos cobrizos son la apuesta ganadora”, explica Carlos. Y añade: “Si buscas un cambio cautivador y rompedor, eres atrevida y tienes los ojos azules y la piel clara, con un castaño profundo conseguirás crear un contraste precioso de tonalidades en el rostro”.
Respecto al proceso, pasar de rubia a morena sensibiliza menos el cabello que si lo hacemos al revés, excepto cuando el cabello es ya muy frágil de por sí. En cualquier caso, lo ideal es realizar un tratamiento previo a la coloración, que hidrate y fortalezca el cabello. De este modo, el resultado será más bonito y duradero. Además, Carlos aconseja "no optar por los cambios extremos y guardar un color similar al de origen, para lograr un resultado muy natural. Al fin y al cabo, es más fácil obtener reflejos cálidos, como el marrón, que reflejos fríos".
Para cuidar el cabello y que el color se mantenga por más tiempo, en Franck Provost recomiendan su gama Color Shine, compuesta por champú y mascarilla, que proporciona brillo y protección.
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