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¿Vender o no vender? Inspírate con el Innovador Punto de Vista de Alex Dobao

Tuesday, 05 July 2016 20:41

El peluquero no tiene que vender. Si, lo sé, suena contradictorio en este momento en el que tantas personas ofrecen formación para profesionales de la peluquería y sobre todo haciendo hincapié en la importancia de aumentar la facturación apoyándose en las ventas, en algunos casos rayando la manipulación.

¡Una vez más este sector me desconcierta! Dame unos minutos y te explicaré mi punto de vista.

Cada vez es más frecuentas escuchar a profesionales de la peluquería, leer en Facebook o en otras redes sociales, comentarios como que el peluquero es un artista, un artesano; que la peluquería no es una profesión sino un arte… ¿por qué entonces convertirse en vendedores?

Permíteme que te haga una pregunta: ¿Te sientes un artistas o un vendedor?

Yo pienso que la peluquería es un arte, estoy totalmente convencido. Lo único que me gusta aclarar es que cuando un peluquero es propietario de un salón de peluquería, le guste o no se convierte en un empresario. Tiene que hacer que su arte sea rentable y pensar en el “consumidor de su arte”, su cliente. Precios razonables, estrategias adecuadas, gestión correcta… y todas esas importantes y necesarias medidas que permitan seguir adelante con el negocio a pasear de la dura situación que vivimos desde hace años. ¿Pero vender? ¿Porqué un peluquero tiene que convertirse en vendedor? ¿Por qué tiene que centrar su misión en hacer que las personas que entran en su negocio compren productos?.Yo lo veo de una manera totalmente diferente y me gustaría poder compartirlo contigo.

Piensa un momento, cuando te siente mejor, ¿cuándo vendes o cuándo solucionas un problema (asesoras)?

Bajo mi punto de vista, las personas que entran en el salón de peluquería no lo hacen para comprar. Eso es bueno porque sino, nos verían como una tienda. Mi convicción es que lo hacen para buscar un asesoramiento, un servicio profesional, mantener su estándar de belleza. Quieren sentirse mejor, quieren soluciones a problemas y sobre todo sentirse más seguros consigo mismos a través de su imagen, que debe reflejar su personalidad. Para ello han de confiar, han de estar seguros de que están delante del profesional adecuado, que pueden contarle sus deseos, sincerarse. Pero creo que sería difícil si piensan en que todo esto se aprovechará para venderles algo.

Otra cosa bien distinta es poner toda nuestra atención en escuchar, en entender lo que nos dicen, lo que nos piden, poner a su disposición todo nuestro conocimiento y experiencia, ilusionarlos, motivarlos, aconsejarlos y solucionar problemas. Por otro lado, es bastante cómodo para ellos que sepan cómo cuidar su “inversión en belleza” y qué hacer y con qué, para mantener en su casa los resultados obtenidos en el salón. Si la recomendación es sincera, basada en el conocimiento y la profesionalidad, que aporta soluciones y ventajas. El cliente habrá obtenido lo que buscaba y además tendrá un complemento que ha sido propuesto por su profesional de confianza. Aquí se produce una doble ventaja. El cliente obtiene lo que desea y buscaba, y el profesional pueda estar satisfecho con su trabajo. Ha hecho lo que se esperaba de él y además obtiene confianza de su cliente. Nos hemos convertido en “Doctor del Cabello” pero también en “Farmacia”.

¿Tu cabello no tiene brillo, no mantiene su forma, no se desenreda fácilmente, tu cuero cabelludo está irritado, afectado por caspa o grasa? Tu profesional de confianza hará su magia creando un estilo adecuado y personalizado para ti y te ofrecerá las soluciones adecuados a tus necesidades”. Para mí, este debería ser el mensaje que llega al público, al consumidor de servicios y asesoramiento de un salón de peluquería. Por ello cualquier persona estaría dispuesta a pagar, en función a sus posibilidades, por un servicio completo de confianza. A su vez el profesional obtiene la satisfacción de un trabajo bien hecho, la confianza de su cliente y la remuneración justa por su trabajo y consejo… Recuerda que no debes cobrar por lo que haces sino por lo que sabes.

No vendas, asesora.
No cambies dinero por productos, ofrece soluciones.
No seas un vendedor, sé un artista.
No permitas que tu cliente gaste el dinero, hazle notar que invierte en su belleza y satisfacción.
Sigue siendo artista, artesano, confidente, amigo… un gran profesional y de confianza.

¿Por qué convertirte en vendedor cuando tienes la profesión más maravillosa del mundo?

Sinceridad, interés, profesionalidad y emoción en tu trabajo. El cliente de un salón de peluquería es mucho más que un posible comprador... ¿Tú qué opinas?

¡Feliz y productivo día!

ALEX DOBAO
Business Promoter & Consultant
www.alexdobao.com


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