1. Sigue formándote –incluso usando maniquíes–, experimentando con nuevas técnicas de corte, color y peinado.
2. Mantente en contacto con tus proveedores: para ser el primero en tener nuevos productos que ofrecer y para poder gestionar mejor el aplazamiento de los pagos.
3. Analiza el estado de tu salón evaluando tu menú de servicios, las oportunidades de reventa y los colaboradores. Decide dónde reducir el gasto y en qué invertir más.
4. Revisa los protocolos de higiene para abordar las incertidumbres y los temores de los clientes.
5. Organízate para proporcionar un acceso más personal al salón, más respetuoso con la creciente demanda de privacidad.
6. Evalúa la posibilidad de renovar el diseño de tu salón: puede ser útil en este período ponerse en contacto con un arquitecto, aunque sólo sea para tener una idea más clara desde un punto de vista profesional.
7. Los salones están cerrados pero los escaparates siguen hablando por el peluquero: deben seguir siendo impactantes, anticipar la próxima reapertura y atraer más que nunca.
8. Pregúntale a tu gestor de confianza cada vez que los medios de comunicación anuncien novedades en materia de beneficios, deducciones, subsidios, suspensión de pagos, cuotas, financiación, despidos...
9. Te espera una avalancha de reservas cuando vuelvas a abrir. Piensa en cómo puedes ampliar tu horario de apertura para recibir a un número tan grande de clientes.
10. Programa eventos innovadores, nuevas campañas, nuevos tipos o métodos de servicios para ofrecer a los clientes cuando vuelvas a abrir.